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La dicotomía de control como camino hacia la sabiduría

  • Lic. Margarita Rodríguez Suárez
  • 11 mar 2024
  • 3 Min. de lectura


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La dicotomía del control es un concepto fundamental en la filosofía estoica que nos enseña a diferenciar entre lo que está bajo nuestro control y lo que no. Esta distinción nos permite enfocar nuestras energías en aquello que podemos cambiar y aceptar con serenidad lo que no podemos.

 

¿Qué podemos controlar?

 

  • Nuestras acciones: Las decisiones que tomamos, las acciones que realizamos y cómo respondemos a las situaciones.

  • Nuestros pensamientos: La forma en que interpretamos el mundo, nuestras creencias y actitudes.

  • Nuestras emociones: Aunque no podemos controlar directamente nuestras emociones, sí podemos influir en ellas a través de nuestros pensamientos y acciones.


¿Qué no podemos controlar?

 

. Las opiniones ajenas: Lo que otras personas piensan de nosotros o de nuestras acciones.

. Los eventos externos: El clima, los desastres naturales, las acciones de otras personas.

. El pasado: Lo que ya ha sucedido no se puede cambiar.


¿Cómo aplicar la dicotomía del control?

 

  1. Identifica lo que está bajo tu control: Pregúntate qué puedes hacer para influir en una situación.

  2. Acepta lo que no puedes controlar: Reconoce que hay cosas que están fuera de tu alcance y que no puedes cambiar.

  3. Enfoca tu energía en lo que puedes controlar: Actúa sobre las cosas que puedes cambiar y no te preocupes por lo que no puedes.


Beneficios de la dicotomía del control:

 

Reduce el estrés y la ansiedad: Al aceptar que hay cosas que están fuera de nuestro control, podemos dejar de preocuparnos por ellas y enfocarnos en lo que podemos cambiar.

Aumenta la resiliencia: Nos ayuda a afrontar las dificultades con mayor entereza y a recuperarnos más rápido de los contratiempos.

Promueve la libertad: Nos libera del control de las opiniones ajenas y nos permite vivir de acuerdo con nuestros propios valores.


Ejemplos de la dicotomía del control en la vida diaria:

 

En el trabajo: No podemos controlar las decisiones de nuestro jefe o las acciones de nuestros compañeros, pero podemos controlar nuestro esfuerzo, nuestra actitud y cómo respondemos a las situaciones.

En las relaciones: No podemos controlar las opiniones o los sentimientos de nuestra pareja, pero podemos controlar nuestra comunicación, nuestro comportamiento y cómo nos relacionamos con ella.

En la vida en general: No podemos controlar el clima, los eventos inesperados o las opiniones de los demás, pero podemos controlar cómo reaccionamos a estas situaciones.


Aplicar la dicotomía de control en las redes sociales:


Las redes sociales se han convertido en una parte omnipresente de nuestras vidas, transformando la forma en que nos comunicamos y conectamos con el mundo. Sin embargo, este espacio virtual también ha dado lugar a un fenómeno preocupante: la violencia en línea.


Se ha creado un escenario para “descargar” la agresión, el acoso y el odio. Las redes sociales se han llenado de violencia verbal, desde comentarios despectivos y amenazas hasta la difusión de información falsa con el objetivo de dañar la reputación de alguien. El anonimato que brindan las pantallas envalentona a algunos a expresar opiniones extremas y desagradables sin considerar las graves consecuencias de sus palabras.


Hay que señalar que esta violencia verbal no es gratuita: Las víctimas no solo sufren daños a su reputación, sino que también pueden verse afectadas en su salud mental. Estudios han demostrado que el acoso y la violencia en las redes pueden provocar altos niveles de estrés, ansiedad, depresión e incluso pensamientos suicidas.


¿Qué está bajo nuestro control?


Podemos comenzar a accionar de manera individual y así sumarnos a trabajar juntos para crear un espacio digital más positivo y seguro.

Los dueños de las plataformas, las autoridades, los administradores de grupos y hasta lo que podemos hacer desde nuestros propios perfiles,  hacer lo posible para no generar discursos de odio, proteger a los más vulnerables y promover una cultura de respeto y diálogo en las redes sociales.

 

¿Y cómo se hace?


  • Ejercer el autocontrol: no "prender el fuego". Expresarse y pedir que se expresen con moderación ante los discursos de odio y noticias falsas.

  • Reflexionar acerca del uso responsable de las redes sociales y hacer responsables a los usuarios por sus acciones en las redes.

  • Comprometerse desde lo personal y educar para que otros también se comprometan a expresarse de manera pacífica y respetuosa sin contenido violento.

  • Pedir por legislación que proteja a usuarios y limite el contenido violento.

  • Distinguir entre libertad de expresión y expresión violenta: Ejemplo:

  • Libertad de expresión: Criticar al gobierno, expresar opiniones controvertidas, realizar una protesta pacífica.

  • Expresarse violentamente: Amenazar a alguien con violencia, insultar a alguien por su raza o religión o ideología política, incitar al odio contra un grupo social, difundir falsas noticias que incitan al odio, etc.


Sobre lo que podamos actuar, actuemos! Tenemos derechos, pero también responsabilidades.


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