AMORES ATADOS CON ALAMBRE
- Lic. Prof. Pablo Cazau
- 18 ago
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Así como en la naturaleza existe la ley de la gravedad, en el ámbito de lo humano existe una ley equivalente que podemos llamar la ley del acomodamiento.
Por la gravedad, el agua fluye hacia donde debe fluir y los objetos caen hacia donde deben caer.
Asimismo, por la ley humana del acomodamiento las cosas tienden a moverse hacia donde deben hacerlo. La guitarra del abuelo terminará en la habitación del nieto, su moneda de oro en el bolsillo del hijo, y su viejo mueble en la casa del amigo que tanto lo deseaba.
La ley del acomodamiento tiende a hacer que las cosas, al cambiar de lugar, sigan siendo útiles. Sin embargo, hay personas que se resisten a esta ley, como los acumuladores compulsivos o el que insiste en permanecer unido a su cónyuge cuando la relación debería terminar.
La ley del acomodamiento suele aplicarse también al ‘amor’. Si una pareja se separa, también se separan sus familias. Si dos hermanos se pelean, sus respectivos cónyuges dejar de hablarse. Si alguien fallece, sus amigos se desvinculan de la familia. Si alguien ama a nuestro familiar, también lo amamos a él. Sl muchos aman a alguien, otros también lo amarán.
Son amores atados con alambre, que ni siquiera fueron amores.
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