El mundo de las emociones y los sentimientos
- Lic. Prof. Pablo Cazau
- 27 abr
- 2 Min. de lectura

Las emociones y sentimientos abarcan lo que la psicología llama ‘afectos’, y se definen como toda experiencia mental que pueda considerársela en sí misma agradable o desagradable (placentera o displacentera).
Los pensamientos, en cambio, no son agradables ni desagradables en sí mismos, sino que son positivos o negativos, y pueden estar o no asociados con emociones o sentimientos. Por ejemplo el pensamiento negativo catastrófico ‘todo me irá mal’ puede estar asociado a un sentimiento desagradable como la tristeza o el enojo.
Las emociones son más intensas y de corta duración que los sentimientos. Por ejemplo podemos enojarnos repentina e intensamente por algo (emoción de enojo), pero también podemos padecer un enojo sordo durante días, semanas o incluso más tiempo (sentimiento de enojo). Lo mismo pasa con la alegría, la tristeza, la admiración, la envidia, el interés y el aburrimiento.
Pero, ¿qué es un estado de ánimo?
Algunos autores lo toman como sinónimo de sentimiento, es decir, un afecto más duradero y menos explosivo o intenso. Por ejemplo la alegría puede ser nuestro estado de ánimo permanente, pero también aumentar brevemente su intensidad si, por caso, nos dieron una buena noticia. En cambio el DSM reserva la expresión estado de ánimo sólo para la alegría o la tristeza cuando describe los trastornos del estado de ánimo, donde la alegría pasa a ser euforia y la tristeza depresión.
No es raro tener dificultades para controlar nuestros afectos. Una emoción intensa puede impedirnos pensar clara u objetivamente, y puede hacer que tomemos decisiones equivocadas de las que luego nos arrepentimos. Un ejemplo típico es la dificultad para controlar la ira.
Las personas pueden tener otros problemas con sus afectos, como la anhedonia y la alexitimia. La anhedonia es la incapacidad para sentir emociones agradables, con lo cual las personas se sienten apáticas y vacías. Por otro lado en la alexitimia la persona siente emociones, agradables o desagradables, pero no puede ponerles un nombre. Por ejemplo, no puede identificar si lo que siente es tristeza o enojo, amor u odio, envidia o admiración.
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