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Características del saber psicológico

  • Lic. Prof. Pablo Cazau
  • 13 dic 2019
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 23 feb 2024



A los alumnos les convendrá conocer algunas características idiosincráticas del saber psicológico para que vayan sabiendo qué es lo que podrían y no podrían encontrar en términos de expectativas personales en los contenidos de la carrera.


1) La psicología como saber atractivo.- No hay nada más interesante que uno mismo. Así como a las personas les gusta que les hagan tests, los alumnos tienen un especial interés por las clases de psicología porque saben que el profesor les hablará acerca de lo que les ocurre dentro de su cabeza. La palabra psicología tiene su origen etimológico en la expresión psyché que significa alma. También significa mariposa presumiblemente porque, como el alma o la mente, este insecto es un ser deambulador, errático, frágil, solitario y… atractivo.

2) La psicología como saber peligroso.- Querer saber sobre nosotros mismos encierra el peligro de la aparición de nuestro lado oscuro, con lo que siempre hay un nivel de ansiedad adicional en los alumnos, que puede traducirse como una resistencia a aprender. Pichon Riviere (1981) se ocupó de las condiciones de la enseñanza de la psiquiatría mediante el control de las ansiedades que la enfermedad generaba.

3) La psicología como saber diagnóstico.- Una fantasía que suele aparecer en quienes comienzan a estudiar psicología es que alguna materia podrá ayudarlo a decidir si está loco o no, o tal vez cuán inteligente es, surgiendo así preguntas del tipo ¿es normal tener muchas pesadillas? o ¿es normal responder agresivamente cuando alguien me critica? El riesgo aquí no es simplemente hacer diagnósticos descontextualizados (o ‘interpretaciones salvajes’ como diría Freud) sino entender que el rol docente enseñar, no diagnosticar.

4) La psicología como saber terapéutico.- Tampoco han de faltar alumnos que consideren las clases del profesor o la bibliografía como un manual de autoayuda. La idea no es mala siempre y cuando no impida aprender el contenido de la materia, que es el objetivo central.

5) La psicología como saber vivencial.- Cuando el docente explica la sexualidad oral, anal y genital, el alumno podrá relacionar el tema con sus propias vivencias del tipo “prefiero que me lo den todo masticado”, “esta materia es una bosta” o “por fin metí la materia”. El saber psicológico resulta familiar porque habla acerca de nuestras vivencias, con lo cual el alumno podrá encontrar ejemplos más fácilmente que en una clase de entomología o astrofísica, aunque se corre el riesgo de no haber pensado el ejemplo adecuado al concepto, por lo cual deberá confiar en los ejemplos los suministre el profesor.

6) La psicología como saber fragmentado.- Es mucho más probable que cien físicos elegidos al azar estén de acuerdo con Newton o Einstein, que cien psicólogos lo estén con respecto a Freud o Watson. En la psicología proliferan gran cantidad de teorías y puntos de vista, lo que puede generar confusión en el alumno incrementando sus niveles de ansiedad. El problema se acentúa si el docente agrega más puntos de vista derivados de su propia cosecha. Pichon Rivière (1981:199) hace referencia, nuevamente, a la enseñanza de la psiquiatría, donde se hace notoria la carencia de una teoría psicológica que sitúe el problema de la conducta en una perspectiva más totalizadora.

Por ejemplo, el docente freudiano explica la succión del pulgar en el bebé en términos de alucinación del pecho, mientras que un docente piagetiano señalará que la succión del pulgar no es más que la ejercitación de un esquema de acción (Cazau, 2007). En este punto los alumnos deberán entender que bien pueden tener razón ambos, porque ninguna teoría tiene toda la verdad, aunque cada una de ellas puede tener una parte de razón.

7) La psicología como saber inexacto.- A diferencia de otras disciplinas, la mayoría de las variables psicológicas son cualitativas, vale decir, no se miden numéricamente, lo cual afecta la exactitud o precisión de tales mediciones. Por ejemplo no hay un ‘angustiómetro’ que señale que el nivel de angustia de una persona sea 7,3. Hay alumnos que se sienten cómodos con esta situación porque tienen aversión por las ciencias ‘exactas’ como la matemática. En una ocasión, al comienzo de la cursada de una asignatura pregunté, para explorar temores, qué NO esperaban de la materia, y una de las alumnas me respondió: «espero que no sea exacta».

8) La psicología como saber vago y ambiguo.- Algunas conceptos psicológicos pueden ser vagos porque no se sabe muy bien a qué cosas se aplican. Otros pueden ser ambiguos porque tienen dos o más significados y no se aclara cuál es el que se está usando. Una de las razones de esta ambigüedad es el hecho de que hay distintas teorías psicológicas que emplean el mismo término con diferentes sentidos: no es lo mismo ‘transferencia’ en psicoanálisis que en psicología del aprendizaje. La vaguedad y la ambigüedad de algún concepto obligarán al docente a redoblar sus esfuerzos por precisar, respectivamente, su denotación y su connotación, mientras que el alumno deberá ir comprendiendo que, a diferencia de lo que pasa en la vida cotidiana, en la universidad deberá aprender a definir las palabras que utiliza.

9) La psicología como saber abstracto.- Si se la compara con otras disciplinas como la química o la biología, los conceptos psicológicos no remiten a cosas concretas y visibles que tienen peso, volumen o color. Los pensamientos o los sentimientos no pueden examinarse con un microscopio, no tienen materialidad y por ello son abstractos y por ello en ocasiones difíciles de aprehender. Es por ello que a veces, en su afán por hacerse entender, el docente de psicología recurre a metáforas materialistas del tipo «el inconciente es como una pava de agua hirviendo o un volcán». No se trata de rechazar este recurso didáctico, sino de comprender que tiene sus limitaciones.

10) La psicología como saber hermético.- El carácter vago, ambiguo o abstracto de algunos conceptos psicológicos puede inducir a ciertos docentes a mostrar la psicología como un conocimiento ‘sólo para iniciados’. El lenguaje deliberadamente enigmático e incomprensible que podrían utilizar en las clases entorpece y hasta impide la enseñanza al enviar un mensaje subliminal del tipo ‘lo que les explico es solamente para una élite’. Mantener el misterio puede tener su origen, entre otros motivos, en el afán de seducir o en el afán de no compartir conocimiento, habida cuenta que el conocimiento es poder.

Los biólogos tal vez estudiaron biología para intentar resolver el problema de la vida, y los astrónomos astronomía para intentar lo mismo con el misterio del universo. Entre las motivaciones de los alumnos para estudiar psicología se podría incluir la necesidad de aclarar el gran misterio de la mente humana (y especialmente el misterio de la propia mente del alumno), y en tal contexto una explicación enigmática sólo contribuirá a aumentar la ansiedad.

11) La psicología como saber redundante.- Algunos alumnos creen que no necesitan estudiar psicología porque ellos ya aprendieron psicología en la calle. Indudablemente, este conocimiento ‘callejero’ existe y es sumamente útil, pero quienes creen tal cosa tienen una idea equivocada de lo que se enseña en la universidad. La universidad no provee necesariamente ni fundamentalmente conocimientos sobre psicología de la calle, sino que forma al psicólogo entre otras cosas, para asistir a aquellas personas que no pueden resolver sus problemas con esa psicología aprendida en la vida.

(Extraido de Cazau Pablo, “El territorio de la psicología”)


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